Hello… it’s me… I was wondering if you were missing me…

¿Has sufrido mucho? No te preocupes, ya estoy de vuelta para seguir aprendiendo a disfrutar la bebida de los dioses. Y seguimos con…

 

EL OLOR (Y NO FUI YO)

Admítelo, en algún momento u otro, has removido el vino en copa solo porque has visto a otros hacer lo propio. Y sí, esto te hace sentir guay y elegante. Pues bien, ha llegado el momento de darle base científica a este postureo.

Para identificar los matices y aromas de un vino, el sommelier le da un meneo a su copa con el objetivo de facilitar su trabajo. ¿Por qué? Pues porque al remover el vino se están introduciendo ingestas cantidades de oxígeno en este, lo que hace que los aromas afloren con facilidad. Después de removerlo, se tiene que aspirar bien fuerte por la nariz, así que no tengas miedo de meter todo el napo en la copa cual avestruz horrorizado.

No voy a entrar en exhaustivo detalle sobre los aromas que podemos encontrar en el vino. Simplemente diré que hay alrededor de 150 olores asociados al vino, desde los más obvios (mora, cereza, roble) hasta los más extravagantes (goma quemada, cuero). Mencionar también que los aromas que aprecias en un vino están directamente relacionados con tu experiencia y recuerdos previos. No importa cuán insistente sea el sommelier en decirte que tal vino tiene aromas de litchi si nunca lo has probado. Sin embargo, podemos clasificar los aromas en tres categorías:

 

  • Aromas primarios: aquellos propios de la uva en sí misma. Frutas, hierbas y flores serían los más comunes en esta categoría.

  • Aromas secundarios: se producen durante el proceso de fermentación de la uva. Es decir, aromas relacionados con la levadura: pan, mantequillas, yogur, etc.

  • Tertiary aromas: are found on those wines that have been aged. Spices (vanilla, cinnamon, clover), leather, chocolate, tobacco are some of the aromas in this category.

  • Aromas terciarios: aquellos que son producto del paso por barrica. Especias (vainilla, canela, clavo), cuero, chocolate, tabaco serían algunos de los que entrarían en este tercer apartado.


 

EL SABOR (DE LA VICTORIA)

Lo único que diré a este respecto es que, si algún día pruebas un vino que no te gusta, sigue adelante y no mires atrás con ira. No es culpa del vino. No es culpa tuya tampoco. Simplemente es no están hecho el uno para el otro, hay más peces en el mar.

Peeero, si aún tienes ganas y fuerzas de saber más, deja que te de algunos tips:

No hay duda de que la mejor forma de conocer tu gusto por los vinos pasa por clasificar estos según sus rasgos. Para entender las características básicas del vino es importante saber cómo degustar este.

 

  1. Sabor dulce: alias “nivel de sequedad”


La percepción humana de lo dulce comienza en la puntita… de la lengua. A menudo, la primera impresión de un vino es si es dulce o no. Para apreciar si un vino es dulce o no, hay que prestar atención a las papilas gustativas en la puntita… de la lengua. ¿Sientes un ligero hormigueo en esa parte… de la lengua? Pues ahí tienes un indicador. Lo creas o no, muchos vinos secos tienen un toque dulce que se traduce en una mayor sensación de cuerpo.

Cómo degustar el vino:

  • Ligero hormigueo en la punta de la lengua

  • Ligera sensación aceitosa en la mitad de la lengua que persiste en el tiempo.

  • El vino tiene una mayor viscosidad, las lágrimas caen lentamente (lo que es también un indicador del nivel de alcohol).

  • Un vino seco como la comprensa de un drag queen puede a veces confundirse con un vino con muchos taninos.


 

  1. Acidez


La acidez presente en la comida y la bebida es agria y garbosa. Se confunde comúnmente con la cantidad de alcohol en el vino, ya que un vino con mayor acidez se presenta con menos cuerpo. En cambio, si prefieres un vino más rico y con más cuerpo, te gustarán con menos acidez.

Características de la acidez:

  • Sensación de hormigueo en la zona frontal y a los lados de la lengua, como los peta zetas.

  • Si frotas la lengua contra el paladar, verás que está asperá.

  • Sientes la boca mojada (jejeje), como cuando te comes una manzana (u otra cosa).


 

  1. Tánico: la incomprendida característica del vino


El gusto a taninos de un vino se suele confundir con el nivel de sequedad, ya que los taninos secan la boca. ¿Qué demonios son los taninos? Los taninos del vino indican la presencia de compuestos fenólicos que añaden un sabor amargo a los vinos. Los fenoles se encuentran en la piel y en las semillas de la uva, aunque también se pueden añadir al envejecer el vino en barrica. Entonces, ¿a qué saben los taninos? Imagina que pones una bolsa de té negro usada sobre la lengua. Esta bolsa es prácticamente puro tanino con sabor amargo y seco. Los taninos tienen toques herbáceos y astringentes. Y sí, todas estas descripciones parecen negativas, pero los taninos también ayudan al balance, complejidad y a la estructura del vino, haciéndolo perdurar mucho más.

 

¿A qué sabe un vino con alto contenido tánico?

  • Amargor en la parte frontal de la boca y a los lados de la lengua.

  • Sequedad en la lengua

  • Tras ingerir el vino, permanece un sabor amargo/seco en la boca.

  • A menudo se confunde el término “seco” con el tánico porque produce sequedad bucal.


 

  1. Sabor frutal: identificar los distintos sabores


Con frecuencia los vinos se caracterizan por su principal sabor frutal y es esto lo que nos va ayudar a definir mejor nuestras preferencias. Por ejemplo, si nos gustan los vinos con toques de sabor a fresa, elegiremos vinos completamente diferentes a los que tienen toques con sabor a arándano. Además, el nivel de sabor frutal en los vinos viene determinado por las diferentes regiones vinícolas.

 

Descubrir el sabor frutal en un vino:

  • Vino tinto: frutos rojos como frambuesa, arándanos y moras.

  • Vino blanco: limón y lima, melocotón y manzana amarilla.

  • ¿Te resulta difícil identificar solo un tipo de sabor?

  • ¿Hierba, pimiento, aceitunas o carne?


 

BUENO, PUES MOLT BÉ, PUES ADIÓS.

Resulta que te he enseñado todo lo que sé y ha llegado el momento de que alces el vuelo y abandones el nido. Sé que estás aterrorizado ante la idea de ir por este mundo sin la firme directriz de mi mano, pero parte de lo divertido de probar nuevos vinos es hacerlo tú solo.

Y como regalo de despedida, ¡una imagen de mi pose vinícola para que también puedas fingir todo lo que sabes de vino!