¿Vamos a tomar unas bravas?

Pues claro, ¿por qué no?

Son un clásico. Cuando sea, donde sea, siempre apetecen. Y acompañadas de una cañita, aún mejor. Desde su “boom” en un par de bares madrileños durante los sesenta hasta el fenómeno mundial en el que se han convertido; en la actualidad se pueden encontrar bravas en prácticamente cualquier rincón del planeta. Y con eso me refiero a que se puede leer la palabra bravas escrita en el menú, lo que le puedan llegar a servir al pedirlas ya corre bajo su responsabilidad.

Pero vamos al tema: ¿cómo, pero sobre todo, DÓNDE se comen las mejores bravas en Barcelona? 

El Tomàs de Sarriá (a.k.a Bar Tomàs)

De estar por casa. Así es el bar Tomàs y así son sus bravas. Y así nos gustan, que por algo son conocidas como las mejores de Barcelona. En pleno barrio de Sarriá, en el Bar Tomás sobrevive el espíritu de taberna de pueblo.

Cortan las papas de forma irregular, se fríen en aceite de oliva el tiempo justo para que queden idealmente doradas. Las bravas del Tomás de Sarriá se sirven con un alioli que las hace ideales para una cerveza con amigos y altamente contraindicadas para una primera cita.

Senyor Vermut

Que las bravas peguen con la cerveza no significa que siempre se deban tomar con ella. El nuevo rey de la ciudad condal es el vermut y no vamos a ignorarlo. El Senyor Vermut es un local con personalidad: de familias a oficinistas pasando algún afortunado turista. Su terracita soleada ofrece un entorno ideal de disfrutar de sus patatas con un buen vermut.

Las bravas del Senyor Vermut se sirven con el tradicional alioli, pero además se les añade una exótica salsa picante que les da un consistente sabor agrio. Se les acompaña de pimiento verde para el toque perfecto.

Las Delicias del Carmelo

No hay mejor manera de hacer hueco en el estómago que darse un paseo por el Park Güell o disfrutar de las inmejorables vistas que ofrecen los bunkers del Carmel.

En el número 1 de la calle Mühlberg encontramos Las Delicias del Carmelo, uno de los pocos bares que ha sobrevivido a la modernización del barrio y que ya se ha convertido en un punto de peregrinación para los amantes de las bravas.

En este rincón del Carmel las papas también se sirven a lo rústico, con una mitad de salsa de alioli y la otra de romesco. Un romesco que apenas pica, en el que destacan la almendra y el tomate y que además no se repite. Perfecto, oiga.

Bar Omar

En el corazón de Sant Gervasi, el bar Omar sorprende a todo aquel que lo visita por primera vez. Ofrece cocina de chef con precios razonables en un ambiente pequeño y acogedor. Todas sus tapas merecen los elogios de quiénes las han probado (¡y también su paella!), pero entre ellas destacan, de nuevo, las reinas de la fiesta: las bravas.

En el bar Omar se sirven pochadas con un toque de temperatura ideal antes de su presentación. Sus dos salsas se complementan a la perfección; el alioli de ajo asado y azafrán le da un toque amarillento que se complementa con el rojo del sofrito con cabezas de gamba y una pizca de picante. ¡Deliciosas!

König

Puede que la cadena de hamburgueserías König no destacan por su autenticidad, pero sus bravas son un auténtico placer para los sentidos. El “rey” (eso significa König en alemán) de los encuentros casuales entre amigos resultó ser tal éxito, con casi una decena de locales en Girona, que ha abierto ya dos establecimientos en el centro de la ciudad condal. ¡Y es que sus precios son muy, muy competitivos!

En König ofrecen las bravas con dos tipos de salsas. La opción más tradicional incluye una salsa rosa fruto de la unión entre la mayonesa y el pimiento rojo. Esta buena, sí, pero es que la alternativa es de un nivel superior: salsa de queso con trocitos de parmesano. Visita obligada.